miércoles, 10 de diciembre de 2008

Estaba la gente


25 AÑOS DE DEMOCRACIA

Corría diciembre de 1983. La ciudad era una vorágine y nunca tan bien aplicada una palabra, ya que lo que quiero expresar es una mezcla perfecta de las tres definiciones que da el diccionario de la RAE:


1. f. Remolino impetuoso que hacen en algunos parajes las aguas del mar, de los ríos o de los lagos.

2. f. Pasión desenfrenada o mezcla de sentimientos muy intensos.

    3 f. Aglomeración confusa de sucesos, de gentes o de cosas en movimiento.


Tenía tan sólo veinticuatro años. Creía. Luchaba. Hervía. Como casi todos en ese tiempo.

Estaba la gente.


Espectáculos callejeros, cines, teatros canchas de fútbol repletas a toda hora, en cada día. Gente en la calle. Mucha gente en la calle todo el tiempo. Los bares, pizzerías, restaurantes, bodegones, llenos de gente.


Me encontraba entonces participando en un espectáculo en La Manzana de las Luces (“Amarillo”, de Carlos Somigliana).

Para darles una pequeña idea: en la Manzana había unos cuatro, cinco espectáculos simultáneos. Y varios horarios de funciones, los siete días de la semana. Las salas y patios, aunque de capacidad exigua (60, 100 butacas), estaban repletos TODO EL TIEMPO.

Salíamos a la calle a mezclarnos en ese hervidero de gente, vestidos como personajes y repartíamos vales 4x2.


Estaba la gente.

Queríamos saber: consumíamos revistas y diarios. La calle era nuestra.


Hace diez años, en el final de la década más infame, volvimos a montar un espectáculo en la Manzana (Esta vez, “Hay que apagar el fuego” de Carlos Gorostiza.) Éramos uno de los tres elencos que ponían sus obras. El único para adultos. E Hicimos un éxito para la sala en ese momento: Un promedio de 15 personas por función, una vez por semana.


Andar hoy por esas calles me da una profunda tristeza.


Nos robaron la calle.


Es nuestro deber recuperarla.


Recuperanos.


Pero la democracia hay que construírla. De todo lo que nos pasa, somos cómplices, más por omisión, que por acción, no lo dudo.

Es nuestro desafío recuperar la calle.


Continuará.




5 comentarios:

Anónimo dijo...

esa omisión nos condena...
suelo verla en los ojos de los jovenes últimamente...
me agrado la historia.
saludos.

El gato vagabundo dijo...

El recuerdo de aquel momento es bellisimo. Sinceramente no lo recuerdo asi, porque tenia apenas 10 años, pero si recuerdo que la gente dejo de temer y salio feliz, a la calle, o las sonrisas en las caras de mis viejos, seguramente por no temer mas por el futuro de sus hijos.

En aquel momento, creo que el pueblo se puso de novio despues de mucho tiempo de sufrir. Todos sentimos esa sensacion de romance nuevo, de incertidumbre y esperanza.

Gracias por mostrarme la mirada que me hubiera gustado tener de aquel momento.

Calificacion: 5 gatitos

Anita dijo...

Claudio:
Yo soy una purreta, que apenas tenía 4 añitos recién cumplidos ese diciembre.
Sin embargo, leer tus palabras me produjo una profunda emoción.
"Tenemos que ganar la calle" debería ser un precepto para la juventud, y sin embargo... mirá como estamos....
Gracias por mostrarnos como fue todo aquello a quienes no lo vivimos. Abrazo,
AC

El Vasco dijo...

Pensar que el último en usar esa frase fue D´Elia...

maru dijo...

Qué emocionante lo que contás.

Yo ni siquiera lo viví. Soy algo así como una hija de la democracia. Igualmente, me "tocan" mucho este tipo de relatos

Besos!