viernes, 27 de febrero de 2009

¡Justicia! ¡Justicia!

Estaba leyendo los diarios virtuales y me encontré con este título en Crítica:



A ver: Podemos tener diferencias de matices con algún que otro integrante, pero debemos coincidir en que por fin hemos dejado de tener una Corte Suprema de Justicia que nos llena de vergüenza. Es más, algunos de sus integrantes son juristas reconocidos internacionalmente.

Pero que tengan que tomarse el trabajo de recibir, deliberar y resolver sobre pedidos como el de la nota mencionada, no hace más que desdibujar el concepto de justicia.

Cierto es que cada ciudadano tiene derecho a reclamar, a pedir, a protestar ante la autoridad establecida, pero no menos incuestionable es que no tenemos derecho a perder ni un minuto de deliberación del tribunal supremo por cuestiones menores.

Debería aparecer una figura que no permita apelar ante dicho tribunal por cuestiones baladíes. Porque quizás mañana a la tarde se levante de la siesta Usted, lector e interponga un recurso para destituír a la maestra de su nene el mayor (sí, el energúmeno) queletieneojerizalpobre, con el fin de salvar la educación, como hizo este patricio mendocino.

Ahora bien, también agilizaría el sistema judicial que aparezcan nuevos estrados express, para resolver casos de mediáticos ofendidos...

No quiero pensar en la Corte Suprema mediando entre dos Kenny (que ni bailan, que ni cantan, que ni nada) sobre quién de ellas tiene razón al referise a la otra como prostituta de lujo...

Es más, para desestimar esta locura, habría que elevar para estos casos las costas judiciales a fin de lograr que desaparezcan, brindando así tiempo judicial para tantos casos que duermen en los archivos esperando justamente eso: JUSTICIA.

Porque este señor mendocino tiene el poder que le da su dinero para mover el engranaje judicial, pero nadie se molesta por hacer que la justicia llegue a aquel que menos tiene. Y en este concepto también está involucrada la gran deuda de nuestra eternamente joven democracia: la reparación histórica de los que menos tienen.

Otra cosa a cambiar es nuestro imaginario de justicia que sólo ve justo al fallo si nos favorece, ¿no, doña?

No es vida.


2 comentarios:

Las Buenas Nuevas dijo...

No se si estará equivocado mi concepto de Democracia pero ¿para decidir esas cosas no se VOTA?

A no desesperar, hay Nuevas Buenas Nuevas

Claudio G. Alvarez Tomasello dijo...

Se supone que para eso se vota, sí.
Nadie dice lo contrario.
Tampoco me voy a ir de mambo pidiendo voto calificado para hacerle elcaldo gordo a la derecha que se relame con estas cuestiones, pero creo que nos debemos grandes cambios, que ni siquiera están en el debate cotidiano. Y, por supuesto, hay buenas noticias.
Pero esto no es pretende ser un diario o una revista de internet.
Busco un espacio para reflexionar sobre las cosas que me preocupan.
Y, vuelvo a decirlo, hay buenas noticias.

Buenas noticias: Estuve en vuestro blog y lo leo en forma habitual, me gustan algunas cosas de las que resaltan, pero este comentario me parece reduccionista y más bien inspirado en obtener publicidad para el blog.