Volviendo al presente, pero sin salir del tema: ¿Qué nos pasó?
Una sucesión de dictaduras, un gobierno tumultuoso y fascistoide interrumpido por la más sangrienta dictadura militar de todos los tiempos.
Una guerra cruenta e insensata que seguíamos por tv, mechada con partidos de fútbol del mundial 82.
Luego un pálido retorno a la democracia y el creciente, paulatino e interminable desprestigio de nuestra clase política.
Una segunda década infame, más perversa que hizo parecer a la original, como una cosa de niños.
Una histórica sucesión de presidentes en un diciembre trágico y convulsionado.
Y durante todo ese tiempo, además, la entregas económica de nuestro patrimonio, unas veces más desembozada que otras.
Y la degradación cultural y educativa in crescendo.
Vaya si nos pasaron cosas. En algunas fuimos más culpables que en otras. Por acción, unas, por omisión en otras…
Pero aquí estamos.
Y antes de volver con mis maestros (pues todavía tengo mucho que decir) les invito a comparar mis dos post anteriores con algunas cosas que ocurren hoy en día.
Es una tarea de hormiga bien hecha, diría un amigo.
Pero cuando miramos el noticiero o leemos alguna cuestión que involucre educación, nos hacemos los sorprendidos, nos indignamos, pontificamos sobre lo que es necesario…
Pero siempre, siempre, pasándole la pelota al otro.
Como aquella humorada de dudoso gusto… “Hagamos la revolución… mañana todos a reclamar por (ponga lo que más necesite) -¿Mañana? No. tengo un asado…”
Es urgente no sólo repartir responsabilidades, sino barajar y dar de nuevo. Van dos generaciones perdidas. Tres, si contamos a las víctimas del genocidio.
No podemos seguir esperando que lo haga el otro.
Hagamos algo ya. Desde nosotros como integrantes de una familia.
Prometo seguir.
(Los comentarios ayudan. A mí, a seguir escribiendo. A vos, a sentir que de alguna forma estás participando… que algo estás haciendo. Debate, se llama.)
1 comentario:
Todo sea por ser mejores , y no terminar alla al fondo a donde nadie nos vea ...
y seguir siempre con lo mismo ..
es una verguenza ...
pero se puede cambiar
Micaela
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