miércoles, 7 de mayo de 2008

Mis maestros III

En uno de los comentarios del primer post sobre mis maestros, Miguel decía Tampoco creo que los alumnos deban ser esponjas: la educación es “un ida y vuelta”, donde el docente también aprende de sus “educandos”.”

Por supuesto. Con lo de esponjas quería decir simplemente que están en una edad en que todo lo absorben (bueno, regular o malo). Claro que los maestros deben aprender de sus alumnos, sino no son verdaderos docentes.

Aclarado el punto para que mi estimado Miguel pueda dormir tranquilo, vuelvo al ruedo con mis maestros.

También existían las ganas de aprender, el entusiasmo por saber… y más adelante, en la adolescencia, la pasión por algo. Una futura carrera, militar en política, comprometerse con la realidad social.

Mínimamente en la adolescencia casi todos teníamos una pasión. Leíamos el diario… hablábamos de política…

Hoy no hay pasión en la mayoría de los jóvenes (no quiero generalizar, para evitar que la discusión se desvíe)…

Y eso aparte de tener un costo social mucho más importante que el que creemos, tiene motivos claros.

¿Qué nos pasó? La pregunta es retórica, claro. Sabemos lo que nos pasó. Nosotros, los de cuarenta y tantos… (o más)

Porque los jóvenes, hoy en día, no parecen tener mucha idea de ello. Pruebas al canto: Edición 23 del diario Crítica. Nota sobre el aniversario del golpe militar más cruento de nuestra historia:

  • “No tengo idea qué pasó en esa época. No me interesa., Lucila,21, San Isidro.
  • “Me acaba de contar un amigo que el 24 es feriado por el Golpe Militar. Pero no sé nada”, Lola, 23, San Isidro.
  • “¿Qué pasó el 24 de marzo? Sabía bien y no me acuerdo. Y eso que lo pasaron ayer en TVR. Creo que ese día comenzaron a desaparecer a la gente”, Matías, 20, La Boca.

(Enlace nota completa.)

No parecen tener idea, decía, y tampoco parece importarles mucho. ¡Qué trabajo tan bien hecho!

Destruyeron la educación pública, vaciándola de contenidos, colmando de desprestigio a sus docentes, destruyeron la participación popular (luego), entronizaron el “vos solo, podés.” El culto más infernal y monstruoso al individualismo, la carencia supina de solidaridad, el más límpido “¿Yo?, argentino.” Ese sobre el que dramaturgos de la talla de Carlos Gorostiza, advertían en los ´60 en obras como “Los prójimos”, por ejemplo.

Y a veces, más lineal, yo pienso en aquellos, mis MAESTROS. Los que junto a la educación de mis viejos me enseñaron VALORES. Y los admiro, los extraño, los atesoro, quisiera encontrarlos en la vieja escuela de Cosquín 1943, intactos, con esas mismas ganas, esos valores, como si no hubiese pasado el tiempo.

Pero vaya si pasó.

Mientras tu nena de 8 años sigue la “coreo” de Patito feo, contoneándose casi lascivamente, como si tuviese 16 y vos la mirás con esa expresión babosa…

Mientras tu pibe agrede a sus compañeros con un arma (familiar, eso sí)…

Mientras tus hijos insultan y degradan aun más a sus maestros…

Mientras ocurre todo eso, la maquinaria sigue funcionando.

Y ya es hora de pararla.

Enlace interesante.

Bancate poner un puto límite. Es tiempo. Mirá que nuestros pibes van creciendo todo lo rápido que lo permitamos. Y si ya de por sí, el tiempo pasa rápido… ¿por qué no desacelerarnos?

Paremos la máquina. Hagamos algo para que aunque sea nuestros bisnietos puedan volver a ver una EDUCACIÓN de verdad. Pero hagámoslo ya.

No hay comentarios: