jueves, 29 de mayo de 2008

¿Plástico anoréxico?

Todo empezó en la crisis del 2001. Los precios se iban por las nubes y nuestros pobres empresarios de la alimentación querían ayudarnos a que podamos seguir comprándoles.

¡Qué buenos!

Desde que tengo uso de razón el dulce de leche en pote de plástico venía en dos o tres versiones: 250 grs., 500 grs. y 1 kg..

Como no se podía aumentar el producto, por arreglos con los distintos gobiernos, lo que estos señores empresarios de la alimentación hicieron algo que no es novedad dentro de las políticas empresariales, pero en aquella oportunidad fue más desembozado que nunca: cambiaron las presentaciones de los productos.

A ver:

Estábamos acostumbrados a las botellas de 1 y 1½ litro de aceite. Con la crisis, aparecieron tímidamente las botellas de 900 cc.

El precio era el mismo o u poquito más caro, pero la presentación traía un poquitito menos.

Contaban para eso con nuestra idiosincrasia de consumidores tilingos, que jamás se fijaban en los contenidos de las botellas (por no hablar de vencimientos, etc.).

Eran sólo 100 cc menos. Un 10% de producto menos. (Repito: al mismo precio o un poquito más caro que la presentación clásica de un litro).

Yo me que me jacto de rápido debo haberme dado cuenta en la tercer compra, porque las botellas eran casi idénticas y en algunos supermercados las hicieron convivir por un tiempo.

Veamos la siguiente ilustración: La columna de la izquierda representa un litro, la de la derecha, 900 cc.. En las barras, la diferencia es notoria; pasemos a las botellitas: la de 1 litro es (lo juro por San Corel Draw) 10% más grande que la de 900 cc..

A simple vista casi no se nota la diferencia.

Eso con los aceites.

Lo mismo se trasladó a cuanto producto recordemos, pero los casos más notorios son:

Yogur

220grs

200grs

Dulce de leche

250grs / 500grs

200grs. / 400grs

Queso crema

250grs / 500grs

200grs. / 400grs

Los envases son casi idénticos, quizás se diferencian por una basecita un poquito más alta, un poquito más angostos… es ínfimo.

A todo esto, a las autoridades estatales advertidas por las asociaciones de defensa del consumidor, no les tembló el pulso. ¿qué hicieron?

¿Conminaron a las empresas a volver a las presentaciones originales o clásicas?

No. Les ordenaron a los supermercados que en la etiqueta de precio, debe aparecer también el precio por kilo de producto.

Y que las cuentas las haga el usuario.


Como siempre, la solución es a medida de nuestra idiosincracia de consumidores (o de argentinos, bah!).

Un tema aparte, es el de las ONG de defensa de consumidores. Pero ése, lo dejo para otro día.

¿Para pensar, no?

No es vida.

3 comentarios:

El gato vagabundo dijo...

Un caso que tengo muy presente es el del Yogur bebible. Antes, sachet de un litro, ahora, de un kilo. Te ponen el "1" bien grande, y vos decis "ah, un litro". No, comparado a tros que si traen un litro, es mucho menor. Los sachets ahora son cuadrados.

Mientras sigamos callados y comprando, mastellone, AGD, y todos los monstruos esos van a seguir untandosela con aceite de soja, y nos la van a poner hasta darnos toda la activia por donde ya sabemos.

Anónimo dijo...

Lo mismo pasa con las papas fritas. Cada vez vienen con menos gramos. Para los fanáticos, es un flagelo.

Más allá de eso, existe otro tipo de política de packaging. Se trata del "marketing de los pobres". Estuvieron analizando los hábitos de consumo de los pobres más paupérrimos y ya descubrieron como esclavizarlos en la cadena de consumo... una forma bastante perversa de "inclusión". La idea es que producen los mismos bienes de primera calidad, pero en envase mucho más pequeño. El tema, es que es también más barato, pero se ajusta a las necesidades de aquellos que sólo sobreviven al día. Acá viene lo "más pior": las mismas grandes empresas, los monstruos -Unilever a la cabeza- también abren casas de crédito tipo Credil, Efectivo Ya, etc., ya que por medio de otros estudios de mercado, descubrieron que los pobres se endeudan hasta la quinta generación, pero pagan religiosamente como pueden. Entooonces, les dan el crédito con intereses ALTISIMOS, para que puedan comprar los productos de pakaging reducido y los vendan en lugares donde no hay canales de venta muy accesibles. Como una especie de venta ambulante. Moraleja: sólo se quedan con un 3% de la ganancia -con suerte- y el resto va a pagar los intereses y alguna mínima parte del prestamo, cosa de tener empleados comerciales, sin beneficios sociales y semi esclavizados.

Estamos en una era de anorexia moral.

Saludos.

Anónimo dijo...

La serenisima cambio el clasico sachet de yogurt de 1 litro o 1000 cc a uno de 900 cc 100 cc por embase es un robo total son realmente unos caraduras, boicot a esta mierda de gente